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4 de abril de 2015

REFLEXIÓN PARA EL SÁBADO SANTO: EN ESPERA DE LA RESURRECCIÓN

El Sábado Santo es día de reflexión y silencio. Es la preparación para la celebración de la Vigilia Pascual

El Sábado Santo nos recuerda, por una parte, el hecho de que Jesús se encuentra en el sepulcro y, por otro lado, nos hace reflexionar sobre el papel de la Virgen María ante la ausencia de Jesús, de aquel que había prometido la salvación. 

Es interesante como, cuando los discípulos estaban temerosos, la Virgen María se mantiene firme y, aunque su dolor es inmenso, no se acobarda ante la situación pues ella siempre fue una mujer de fe, una mujer que no dio ni un paso atrás en su misión que incluiría, como le dijo el profeta Simeón, un hecho que le atravesaría el corazón (se refería al hecho de ver morir a su Hijo).


María debe ser considerada como la mujer de la esperanza pues, aún cuando Jesús estaba muerto, ella supo mantenerse confiada logrando ser fiel hasta el final. Es un hecho que a ninguna madre le gustaría pasar por la situación que atravesó María, sin embargo, lo relevante es que ella no se dejó llevar por el miedo que incluso hizo dudar al mismísimo Pedro quien más tarde reconocería su falta y terminaría muriendo por predicar al Señor.

El Sábado Santo nos debe servir como un tiempo de preparación para vivir intensamente la fiesta de la Resurrección de Jesús porque si Él no hubiera resucitado ciertamente el cristianismo pasaría como una mentira. María, aunque en el silencio, apoya con su fe a cuantos le rodean porque podemos suponer que al ver la firmeza de aquella mujer muchos se habrían consolado.

La Iglesia le debe mucho a María porque ella la sostuvo mientras Jesús estuvo muerto y cuando Él ascendió a los cielos, de hecho, la forma en que María sostuvo a la Iglesia fue a través de una fe inquebrantable a pesar de las soledades que en más de una ocasión tuvo que vivir.

El Sábado Santo es también un tiempo para reflexionar sobre la entrega de Jesús, es decir, sobre su pasión amorosa que lejos de haber sido un fracaso divino fue un hecho de gran trascendencia porque cambió nuestra vida. La Cruz para muchos es signo de debilidad, sin embargo, para Cristo la Cruz fue donde realizó su más profundo acto de amor al aceptar derramar su Sangre para que NUNCA NADIE MÁS LO HICIERA.

Es importante meditar todo lo que vivió María y saber encontrar en su testimonio aspectos que realmente nos animen en nuestro camino tras las huellas de aquel Jesús que se entregó por amor y que nos regaló a María como ejemplo a seguir.

La Vigilia Pascual

El sábado santo es un día de oración junto a la tumba esperando la resurrección. Es día de reflexión y silencio. Es la preparación para la celebración de la Vigilia Pascual

Por la noche se lleva a cabo la celebración de la Vigilia Pascual. Dicha celebración tiene tres partes importantes que terminan con la Liturgia Eucarística:

1. Celebración del fuego nuevo.
2. Liturgia de la Palabra.
3. Liturgia Bautismal.

Era costumbre, durante los primeros siglos de la Iglesia, bautizar por la noche del Sábado Santo, a los que querían ser cristianos. Ellos se preparaban durante los cuarenta días de Cuaresma y acompañados por sus padrinos, ese día se presentaban para recibir el Bautismo. 

También, ese día los que hacían penitencia pública por sus faltas y pecados eran admitidos como miembros de la asamblea.
Actualmente, la Vigilia Pascual conserva ese sentido y nos permite renovar nuestras promesas bautismales y acercarnos a la Iglesia con un espíritu renovado.

a) Celebración del fuego nuevo:

Al iniciar la celebración, el sacerdote apaga todas las luces de la Iglesia, enciende un fuego nuevo y con el que prende el cirio pascual, que representa a Jesús. Sobre el cirio, marca el año y las letras griegas "Alfa" y "Omega", que significan que Jesús es el principio y el fin del tiempo y que este año le pertenece.

El sacerdote llevará a cabo la bendición del fuego. Luego de la procesión, en la que se van encendiendo las velas y las luces de la Iglesia, el sacerdote canta el Pregón Pascual.

El Pregón Pascual es un poema muy antiguo (escrito alrededor del año 300) que proclama a Jesús como el fuego nuevo.

b) Liturgia de la Palabra:

Después de la Celebración del fuego nuevo, se sigue con la lectura de la Palabra de Dios. Se acostumbra leer siete lecturas, empezando con la Creación hasta llegar a la Resurrección.

Una las lecturas más importantes es la del libro del Éxodo, en la que se relata el paso por el Mar Rojo, cómo Dios salvó a los israelitas de las tropas egipcias que los perseguían. Se recuerda que esta noche Dios nos salva por Jesús.

c) Liturgia Bautismal:

Suelen haber bautizos este día, pero aunque no los haya, se bendice la Pila bautismal o un recipiente que la represente y se recita la Letanía de los Santos. Esta letanía nos recuerda la comunión de intercesión que existe entre toda la familia de Dios. Las letanías nos permiten unirnos a la oración de toda la Iglesia en la tierra y la Iglesia triunfante, de los ángeles y santos del Cielo.
El agua bendita es el símbolo que nos recuerda nuestro Bautismo. Es un símbolo que nos recuerda que con el agua del bautismo pasamos a formar parte de la familia de Dios.

A todos los que ya estamos bautizados, esta liturgia nos invita a renovar nuestras promesas y compromisos bautismales: renunciar a Satanás, a sus seducciones y a sus obras. También, de confirmar nuestra entrega a Jesucristo.

Sugerencias para vivir la fiesta

Hay quienes acostumbran este día encender sus velas del bautismo y llevar un cirio pascual a la iglesia o agua bendita, para tener en sus hogares.

Fuente: Varios