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22 de marzo de 2017

LA INCANSABLE LABOR DE LA IGLESIA CATÓLICA A 6 AÑOS DE INICIADA LA GUERRA EN SIRIA

Los cristianos son “los mártires de nuestros tiempos” y que “están dispuestos a dar su vida y a que les corten la cabeza por testimoniar a Jesucristo”

El 15 de marzo se cumplieron seis años desde que estalló la guerra civil en Siria que ha dejado un saldo de más de 320.000 muertos y más de seis millones desplazados.

En todo este tiempo la Iglesia ha luchado por mantener viva la fe de los cristianos que son perseguidos por los extremistas y por ayudar de manera muy concreta en lo material a todos aquellos que sufren. 

Según informó Cáritas italiana en un informe durante los seis años de guerra las organizaciones eclesiásticas, las congregaciones y las diócesis han desplegado unos 5 mil voluntarios para repartir ayuda humanitaria.

Su labor ha consistido en distribuir alimentos, brindar asistencia médica, proveer de viviendas y apoyar a las familias en la educación.

Según un informe elaborado por la Oficina de Coordinación para los Asuntos Humanos de la ONU actualmente hay 13,5 millones de personas en situación de necesidad en Siria, de las cuales 5,8 millones son niños. También hay 6,3 millones de personas que han sido desplazadas de sus hogares. De esas 170 mil están varadas en las fronteras del país.

Cáritas indicó que entre los años 2015 y 2016 la Iglesia envió 117 millones de dólares, dinero que ha beneficiado a más de cuatro millones de personas.

“Sin embargo, la Iglesia siria no solo trabaja en el ámbito de la asistencia humanitaria, sino también en mantener viva la actividad pastoral y espiritual. De estas dos la necesidad es mayor, debido a las enormes dificultades que vive la población, especialmente los cristianos”, indicó Cáritas en su informe.

En estos seis años se ha conocido los testimonios de religiosos que han acompañado a los cristianos en el dolor y de misioneros extranjeros a quienes se les ofreció la oportunidad de volver a sus países cuando estalló el conflicto, pero ellos optaron por quedarse.

Una de estos es el de la Hermana Guadalupe del Instituto del Verbo Encarnado (IVE). Esta religiosa argentina llegó a Siria en el 2011, justo el año en que comenzó la guerra. Ella ha hablado en varias ocasiones sobre los sufrimientos de los cristianos en el país.

En una entrevista concedida a ACI Prensa, dijo que los cristianos son “los mártires de nuestros tiempos” y que “están dispuestos a dar su vida y a que les corten la cabeza por testimoniar a Jesucristo”.

El IVE tiene dos casas en Alepo, una de las ciudades más castigadas por el conflicto. En ambas alojan a decenas de estudiantes provenientes de diversas partes del país. También acogen a familias que fueron a refugiarse allí porque sus casas fueron destruidas por los bombardeos.

En Alepo los salesianos también tienen un oratorio. Un sacerdote salesiano originario de esta ciudad, el P. Pier Jabloyan, explicó a ACI Prensa que allí desarrollan su labor pastoral para atender a 750 niños.

Con su trabajo buscan ayudarlos en su educación y “generar un ambiente pacífico” para que conozcan a Cristo.

“Esta es la misión de los salesianos con la gente de Alepo. Somos tantos los religiosos que decidimos quedarnos como los franciscanos, jesuitas, las misioneras de la caridad y tantas congregaciones que están empeñadas en socorrer al máximo posible de gente que sin ayuda no pueden vivir”, expresó el P. Jabloyan.

Otro sacerdote salesiano que decidió quedarse en Siria es el P. Alejandro León, originario de Venezuela. El presbítero contó a ACI Prensa que se dedica a trabajar con jóvenes. Los ayuda a formarse para que puedan ayudar a reconstruir su país.

Otra religiosa que ha obrado a favor de los cristianos es la Madre Agnes, originaria de el Líbano. Luego de que estalló la guerra, esta religiosa de 65 años ha salvado de la destrucción el patrimonio cultural de los cristianos. Extrajo los iconos, manuscritos y lienzos del monasterio de Santiago el Mutilado, ubicado 60 kilómetros al norte de Damasco.

La Madre Agnes indicó que más de 120 iglesias y monasterios han sido destruidos en Siria. Ella narró cómo los yihadistas saquearon en el año 2013 la ciudad de Malula, donde aún se habla arameo, la lengua de Cristo.

Esta religiosa también ha sido intermediaria para la liberación de los cristianos secuestrados. En 2014 negoció por teléfono con el líder máximo de Al Qaeda en la zona fronteriza con el Líbano la liberación de nueve monjas greco-ortodoxas secuestradas.

Por su parte, Mons. Giampietro Dal Toso, Secretario Delegado del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral y que viajó en enero a Siria, destacó la colaboración ecuménica entre cristianos, especialmente en Alepo.

“Los obispos católicos, por ejemplo, si están en la ciudad, se reúnen todas las semanas para comprender mejor las necesidades de la población. En su trabajo no distinguen entre cristianos de diferentes confesiones. Ayudamos a todos”, expresó en una entrevista concedida a ACI Prensa.

Mons. Dal Toso también dijo que la Iglesia Católica se está ocupando de impulsar la educación. Según informó Cáritas, cerca de dos millones de niños no van a la escuela y que por la guerra han cerrado 7.400 centros educativos.

“Esta es una de nuestras prioridades más importantes: dar una educación a esos niños y jóvenes que no tienen escuelas. Hay una necesidad de preparar a profesionales para el futuro”, dijo.

El pasado 10 de marzo la subdirectora de la Sala de Prensa de la Santa Sede, Paloma García Ovejero, informó que el Papa Francisco ha enviado 100 mil euros para ayudar a los pobres de Alepo en Siria.

El Pontífice ha hecho en repetidas ocasiones un llamado a la paz. En diciembre de 2016 envió una carta al presidente Bashar al-Assad por medio del Nuncio Apostólico en Siria, Cardenal Mario Zenari.

En ella pidió al mandatario sirio “ que se ponga fin a la violencia, para que se resuelvan las hostilidades de forma pacífica, y para que se condenen todas las formas de extremismo y de terrorismo con independencia de su signo”.

Cronología del conflicto

La guerra civil siria comenzó el 15 de marzo de 2011 con protestas contra el gobierno de Bashar al Asad. Estas cobraron fuerza en la localidad de Deraa, en el sur de Damasco, luego de que arrestaran y torturaran a estudiantes sospechosos de haber escrito frases contra el gobierno en las paredes de la ciudad.

En julio de ese año  un coronel sirio que estaba refugiado en Turquía creó el Ejército Sirio Libre (ESL) y se sumaron a la rebelión grupos islamistas.

En el 2012 ciudades como Homs y Hama fueron escenario de enfrentamientos sangrientos entre los rebeldes y el régimen. El ESL atacó Damasco, pero fue reprimido por el gobierno. Sin embargo, conquistó algunas zonas de la periferia.

La guerra se intensificó en el 2013 cuando el ejército sirio comenzó a utilizar armas químicas para atacar los sectores controlados por los rebeldes. En el norte del país el Frente Al Nusra, que cambió su nombre a Fateh Cham, cobró fuerza.
En 2014 el Estado Islámico invadió el noreste de Siria y convirtió a la ciudad de Raqqa en su bastión.

En septiembre de 2014, una coalición internacional liderada por Estados Unidos comenzó a bombardear las zonas ocupadas por los yihadistas. En 2015, Rusia también empezó a ejecutar ataques contra los terroristas. A raíz de esta intervención el gobierno pudo recuperar algunas zonas controladas por los rebeldes.

En diciembre de 2016, tras un año de intensos combates y bombardeos, el ejército sirio liberó la ciudad de Alepo, la segunda más importante después de la capital Damasco.

Por María Ximena Rondón

Fuente: ACI